Probablemente una de las cosas positivas del TMH (Turismo Mejorado Histórico) es la posibilidad que tienen aficionados al automovilismo de subirse a un auto y competir con un costo acotado. Entre tantos entusiastas está un personaje de la zona norte que decidió bajarse de los barquitos por un rato para armarse un Peugeot 504. Ni bien comenzó a probarlo empezaron las consultas a un amigo que se gana la vida conduciendo un programa de TV y que hace algunos años fue Campeón de TC 2000.
Por fortuna o desgracia de ambos, comparten almuerzos en el restaurant Las Tipas de San Isidro en los que se habla principalmente de autos. Durante varios meses el ex piloto respondió las interminables listas de consultas del vendedor de barcos.
Vino el debut, fue mejorando, y un día el triunfo llegó junto con las felicitaciones de sus amigos y el inmediato reconocimiento al maestro. Pero la sorpresa fue que el alumno, cortando inmediatamente los lazos que lo unían a su mentor dijo: “Desde que empecé a hacer todo al revés de lo que me decía, me fui para adelante.”
Esa fue la génesis de una idea gloriosa: El Desafío.
En principio el maestro ofrecía algún segundo de ventaja mientras se decidía el escenario de la contienda que terminó con una decisión simple: el Autódromo Juan y Oscar Gálvez de la Ciudad de Buenos Aires en el circuito 9. El arma: el Peugeot 504 de TMH del alumno. La modalidad: tres vueltas, el que hace el mejor tiempo en una vuelta, gana.
Finalmente no hubo handicap y la lucha fue directa.
Primero salió a girar el maestro dando algunas vueltas para adaptarse al auto, y finalmente vinieron los giros cronometrados con el mejor registro: 1:45:973.
Acto seguido, el alumno se calzó el casco, se acomodó en la butaca y salió a bajar el tiempo. Mientras los presentes hacían apuestas entre ellos, los contendientes se jugaban algo mucho más importante: el honor.
Y llegó el tiempo del alumno… 1:44:645.
¿Gustavo Terrizzano, un vendedor de barcos más rápido que Rubén Daray?
¿Es eso posible?
Si, es posible. La desazón del maestro era evidente. No le interesaba tener a un alumno que circunstancialmente había sido más rápido. Entonces empezó a buscar los motivos.
En la previa, dice Daray que Terrizzano le había dicho que tirara 6500 RPM, pero aparentemente el alumno nunca llegaba a ese régimen y ponía cuarta unas vueltas antes sin esperar que el motor muriera cayéndose por la curva de potencia. De esa forma, el alumno hacía todo el curvón y el tobogán en cuarta mientras que el maestro esperaba en tercera eternamente el régimen que le habían dicho.
Por otra parte, hay quienes vieron a Terrizzano, en la mañana del desafío girando con José Bianchi en uno de los autos de su escuela.
¿Eran lícitas las argucias de Terrizzano?
¿Fue justa la victoria?
Estando Rubén César Daray del otro lado sin dudas que cualquier truco verbal es válido, y es en este campo en el que el alumno aprendió muy bien de su maestro, aunque no quiera admitirlo.
Como todo luchador victorioso confirma su valentía con una revancha estamos esperando que le pongan fecha.
Aparte otra cosa…
Y como para terminar el día, Hugo Pulenta se subió al auto y calladito clavó: 1:44:523.
1 comentario:
Daray tendría que desafiarlo, ahora, a conducir un programa en vivo.
He sido testigo de los hechos y creo que RD merece la revancha.
Eso sí, no lo inviten a HP porque van a hacer papelones de nuevo...
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